Cómo creamos la propia cárcel

 

Con frecuencia oigo a las personas que se refieren a los acontecimientos que nos suceden como: «esto es una mierda», es insoportable, tiene que ser muy duro, o es muy difícil. Este tipo de calificaciones que atribuimos no son gratuitas, de hecho en ese momento tenemos dos problemas; el que teníamos inicialmente y el derivado de ese juicio; y cuando algo se clasifica como insoportable o imposible, ya se ha configurado un futuro como que va a ser muy sufriente y difícil de salir o superar; e incluso a la vez se pueden estar activando muchas experiencias similares donde esto pudo haber ocurrido.

 

Si nos damos cuenta y dejamos de hacerlo, nos quedaremos solamente ante aquello a resolver y además podremos abrirnos a opciones y posibilidades diferentes de las que antes concebíamos; pero en el momento que hacemos esa clasificación, o bien aceptamos la que otros hagan, ya estamos dentro de una prisión, que nos limita y angustia.

 

De hecho he oído comentar a personas cercanas que en las consultas psicológicas eran ayudadas a ver esas situaciones de forma diferente, con menor graduación cada vez, o ninguna, respecto a los calificativos de insoportable, insufrible, terrible, etc.

 

La intuición puede descargar las innumerables experiencias que podamos tener nuestras o de antepasados respecto a estas etiquetas que tienen un amplio abanico, que van desde lo costoso, complicado, dificultoso a lo imposible, irreversible, etc. y similares; aligerando enormemente la percepción acerca de como vivimos los acontecimientos y su resolución si se precisara.